Amelita Baltar: “Pude triunfar y demostrar quién soy”

@RFilighera

Es portadora de un carácter fuerte que la distingue. No le quedaba otra, en definitiva, para desenvolverse en el universo del espectáculo (y, sobre todo, el mundo del tango) allá por los años 60 y 70. Para Amelita Baltar (82) en consecuencia, nada le ha resultado gratuito. Todo ha sido-talento mediante- producto de una incesante cuota de esfuerzo. Sus inicios en el folclore, el ingreso a la música ciudadana, la sociedad artística y afectiva con Ástor Piazzolla, fueron tópicos ampliamente abordados en una charla a agenda abierta con DiarioShow.com.

-¿Cómo surgió la vocación por el canto?

-En realidad, nunca existió una vocación firme por la canción. Yo tocaba la guitarra y entonaba algo. Recién, a los 19 años, un amigo me sugirió la posibilidad de participar con un grupo de muchachos que necesitan una chica para hacer folclore. Pero yo lo venía haciendo porque me divertía y ni se me pasaba por la cabeza darle un tinte profesional. En consecuencia, acepté, estuve un tiempo con ellos hasta que me casé y tuve un hijo. Una de nuestras grabaciones luego fue escuchada por Hernán Figueroa Reyes, que estaba a cargo, por aquellos tiempos, de la dirección artística de la CBS Columbia. Y así fui la primera mujer en integrar un grupo folclórico, apareciendo después el aporte muy importante de Marian Farias Gómez. Nos presentamos en El Trece y, al poco tiempo, por recomendación del propio Hernán, me inicié como cantante solista y participé en el festival de Cosquín. Continué como solista en varias peñas; una de ella estaba ubicada al lado del mítico boliche “Caño 14”. Y así, con mi guitarra en mano, comencé a recorrer el país los fines de semana.

-¿Y cómo se produjo el encuentro con Astor Piazzolla?

-En oportunidad de trabajar en un café concert porteño “Nuestro tiempo“, Astor fue a ver a un músico amigo y le gustó mi show. Por otra parte, coincidió en que necesitaba para su agrupación una presencia vocal femenina. Además, yo no tenía el menor conocimiento de quién era Ástor Piazzolla ya que hasta ese momento no había grabado ningún disco.

UN ENCUENTRO DE GRANDES: CON ASTOR Y HORACIO FERRER, EN 1971. (Foto: Archivo Crónica)

-¿Ese episodio fue el puntapié inicial de la relación con Astor?

-No, simplemente me llamó para hablar y me dijo que había realizado la obra musical “María de Buenos Aires“. Y me propuso hacerla.

-¿Cuál fue tu actitud?

-En realidad, hasta el día de hoy, sigo sin entender por qué acepté, ya que mi mundo artístico estaba centrado en otro tipo de propuesta. Conocí luego a Horacio Ferrer y así empezó la cosa, estrictamente musical.

-Y la relación afectiva, ¿cuándo comenzó?

-Un tiempo después. Él se enamoró prontamente, en mi caso, no. Yo trataba de esquivarlo siempre, porque no estaba enamorada, ni me gustaba. Él me invitaba a ir a eventos, recepciones y al teatro y me decía, una y otra vez: “Acompáñame, por favor, que no quiero ir solo”. Me vio cantar en febrero de 1968 y recién en septiembre decidí ser su pareja. Por ese entonces, yo tenía otros vínculos y, en realidad, le daba muy poca bolilla. Luego, ya como relación formada, viajamos por todo el mundo.

“Astor se enamoró prontamente, en mi caso, no. Yo trataba de esquivarlo siempre, porque no estaba enamorada, ni me gustaba”

-Hay una fecha puntual: mayo del 75. ¿Qué sucedió?

-Estábamos en Roma y mi hijo (11) que se encontraba en Buenos Aires, necesita verme. Él (por Ástor) no quería bajo ningún motivo que me fuera y me insistía en que no lo hiciera. Me cansó, realmente, hice las valijas y nunca más volví. Me llamaba a las 4 y a las 7 de la mañana todos los días. Me pedía, por favor que regresara, pero nunca lo hice.

-¿Se trataba de una personalidad demandante?

-Sí. Se manejaba como un chico y me exigía que estuviera de manera permanente con él. Durante esos siete años que viajamos por todo el mundo tuvimos una relación normal, pero llegó un momento en que realmente me cansó.

AMELITA MUY JOVEN, AQUÍ CON PIAZZOLLA Y EDMUNDO RIVERO (1968). (Foto: Archivo Crónica)

 

Cuando le citamos un episodio que marcó, inevitablemente, parte de su vida, Amelita hace silencio y, nos acota, luego, soslayarlo en los detalles. Se trató, tal como señalaban algunas crónicas, de la interrupción de un embarazo. “Yo te diría que lo dejemos de lado. Fue una situación compleja, difícil y, a partir de allí, se resintió el vínculo” se limitó a decir la artista.

-¿Se pudo superar?

-No sé. La relación se desgastó, me “hinché” muchísimo y en Italia dije sin ningún tipo de dudas: ‘basta’.

-¿Astor fue muy atacado profesionalmente?

-Lo atacaron siempre los tradicionalistas. Siempre había varios boludos. Podían no gustar de su propuesta musical, pero nunca dejar de reconocer su talento. Y hasta no hace mucho he viajado por todo el planeta con esa gran creación que es “María de Buenos Aires”. Qué paradoja, cosa que, en líneas generales, yo no hice con él, ya que cuando conoció a Gerry Mulligan grabaron un disco y empezaron a realizar muchas cosas juntos. Yo prácticamente había quedado de lado.

-Justamente, la personalidad de Astor se ubicaba en la antítesis del tanguero.

-Es que él nunca fue un tanguero. Más allá de que le gustaba y adoraba al tango. Fue muy amigo de Pichuco Troilo, por otra parte. Cuando Astor y Horacio (Ferrer) escribieron “Balada para un loco”, el Gordo los llamó y les dijo: “¿Se dan cuenta de que escribieron la segunda ‘Comparsita’?”. Además, la contra, siempre, la tuvo aquí, en Argentina. Esto no le sucedía en ningún otro país del planeta. Siempre se lo admiró mucho. Aquí somos gente bastante tonta. Los incultos, si hay algo que no les gusta pero que es admirado a nivel mundial, que se callen la boca. Por suerte, por edad cronológica, esos detractores se van muriendo, ya no queda ninguno.

“La contra Astor siempre la tuvo aquí, en Argentina. Esto no le sucedía en ningún otro país del planeta. Siempre se lo admiró mucho. Aquí somos gente bastante tonta”

-¿Los músicos de, movida, lo envidiaban mucho?

-Por supuesto. Astor comenzó con Troilo a los 19 años y, dos años después, ya estaba casado. En los descansos de los shows, los músicos aprovechaban para tomar algo y se juntaban, además, con algunas minas. A Astor, eso no le gustaba para nada y se quedaba estudiando en los camarines.

Tiene más de 5 décadas en la música.

 

Aunque la marca de vínculo personal y profesional con Ástor es inigualabe, Baltar tiene nombre y peso propios. “Mi carrera continuó y seguí presentándome, a nivel nacional e internacional. Muchos decían, por aquellos años, que mi aporte en la agrupación de Astor no iba a durar mucho. Sin embargo, tuve la posibilidad de demostrar todo lo contrario. Pude triunfar y ahora soy quién soy”.

-¿Tu compenetración con lo que estás cantando, viene, en alguna medida, de tu base como actriz?

-Yo siempre pensé que iba a ser más actriz que cantante. Y tuve la posibilidad de trabajar en varias ficciones. Debido a ello es que soy mucho más que una cantante. Me gusta interpretar y la actriz, inevitablemente, siempre está en mi interior.

La actividad de Amelita Baltar es incesante ya que todos los jueves, de 21 a 23 tiene su propio ciclo radial en “La dos por cuatro”. Una excelente oportunidad, en definitiva, para introducirse en la esencia y la actualidad de nuestra música ciudadana.

Además, acaba de presentarse en el mítico boliche Michelángelo, cuyo show realizará, próximamente, en gira por varios países sudamericanos. Cartón lleno para una artista de particular relieve en la historia de la música de Buenos Aires.

R.F